Hace medio siglo, no más de diez familias de origen japonés y descendientes directos residían en la ciudad de Antofagasta.
Esa colonia, junto a ejecutivos de la compañía Nippon Mining, que entonces operaba en la zona, decidieron donar un espacio público, con áreas verdes y senderos peatonales, en el entonces extremo sur de la ciudad, frente al mar.
El parque se inauguró en 1963, a tres kilómetros del centro, junto a la costanera, una playa -desde hace 13 años transformada en artificial-, restaurantes, complejos deportivos y sedes universitarias.
El complejo, de más de 4.500 metros cuadrados, fue construido con el sistema Kaiyushiki Teien, que permite a los visitantes apreciar todos los elementos desde cualquier punto de observación.
Cuenta con servicios complementarios a sus alrededores